miércoles, 30 de octubre de 2013

Ensayo de un ensayo: "El pensamiento hilado e hilarante"


Estaba yo manipulando una fotografía que hice hace un tiempo a un cementerio curioso por su tamaño, ubicación y aspecto. Concretamente esta foto que os reproduzco:
De repente comencé a tararear una cancioncilla que cantábamos en mi época escolar, allá por los 60s. Nos la enseñaban los maestros para las tardes de los jueves, en las que nos llevaban de excursión.
"Era un rayito de luna
olé
que alumbraba el cementerio
olé
donde reposan los restos
de mi tío Desiderio
chimpum
Desiderio
chimpum
siempre triste y siempre serio.
Si no fuera por el rayo de lunita 
que te alumnbra 
qué sería de tu fosa
qué sería de tu tumba
tumba, tumba, tumba
(bis)
Si no fuera por el rayo de lunita 
que te alumnbra 
qué sería de tu fosa
qué sería de tu tummmmmmbaaaaaa

Nada que ver, por cierto con las de los Cantajuegos, tan de moda y populares en las aulas de infantil de toda España. Pero al menos tenía algo de poético y romántico, "una noche de luna llena, un rayito se cuela entre los majestuosos cipreses y va a caer justamente sobre la tumba del tío Desiderio..." aunque algo tétrica también, sobre todo pensando que la van a cantar unos chavalitos que, cogidos de la mano por parejas, van a pasar una tarde de campo.... Los cantajuegos tienen la ventaja de que los conocen todos los niños y niñas, los padres tienen los DVDs y los ponen hasta la saciedad en los viajes familiares. Además son realistas, instructivas y profundas, respetan el medio ambiente y son comprometidas con la conservación del planeta, los nenes aprenden que un elefante se duerme con un chupete grande y un sonajero de coco, si se despierta de noche, le damos un paseo en coche o  si lo hace de madrugada... pues le mullimos la almohada y listo, o que Noé metió en el arca un cocodrilo, un orangután, dos pequeñas serpientes y un águila real.

En fin, este pensamiento hilado me llevó a discurrir sobre los tipos de canciones que aprenden los chavales en cada época y su relación con los métodos educativos al uso y el carácter colectivo de cada generación. Veamos:
I) En mi infancia eran los maestros (salidos de una guerra civil y obedientes ciudadanos de una dictadura) quienes se ocupaban de enseñarnos letrillas con la intención pedagógica de  alegrar nuestras vidas y paseos escolares. Los intelectuales reconocidos se ausentaban del país por exilios obligatorios o voluntarios y nos tenían que introducir en la "cultura" y el "saber" cantando, de ahí la canción del tío Desiderio (la tabla, el catecismo, etc)
II) En los 80s yo era ya adulto y maestro, para más señas. En España reinaba la LOGSE, nuestros hijos nacían en democracia y libertad, así que lo más propio era "enseñar a aprender", desarrollar la imaginación hasta límites insospechados, no debíamos dar peces, sino enseñar a pescar... y así surgen entre el alumnado canciones de excursión tan bellas y elaboradas como aquella de "un elefante se columpiaba en la tela de una araña, como veía que la tela resistía... llamaron a otro elefante, así que dos elefantes..... tres elefantes.... hasta que el maestro/a de turno cortaba aquel derroche de cultura y belleza, frustrando de esta manera la explosión imaginativa.
III) En los años que corren del siglo XXI, nuestros hijos son padres y, usando su deprimente experiencia, deciden participar en la formación musical de sus hijos y, manos  la obra, graban, compran, piratean cientos de vídeos y canciones que les ponen una y un millón de veces, en la casa, en el coche, en el cole, hasta que todos los padres y maestros acaban aprendiéndolas y los hijos odiándolas, pero objetivo cumplido: aprenden a dormir elefantes.

- Rafael -os diréis algunos. ¿Cómo puedes llegar a esas conclusiones tan poco científicas?
- Muy fácil, amigos míos. Para ello se requieren varias condiciones:

1.- Haber vivido casi 2/3 de siglo.
2.- Disponer de tiempo por estar jubilado.
3.- Ganas de perder un poco de ese tiempo mientras otros ven televisión o duermen.

El título de este texto es "Ensayo de un ensayo: "El pensamiento hilado e hilarante". Si conocéis los conceptos, cosa que no dudo, podréis sacar vuestra propia conclusión.
¡No me lo toméis a mal! Son cosas de mayores.

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