Hace tiempo que renuncié a falsos titulares de medios adheridos simbióticamente a las entrañas del poder y de los poderosos, porque no quiero embrutecerme. Me he alejado de la desinformación tertuliana y torticera de personajes acartonados y estrangulados por intereses del sistema, porque no quiero embrutecerme. Me niego a participar en vanas discusiones sobre qué o cuál es causa de nuestras pobreterías tangibles e intangibles, quiénes son o somos responsables de tan míseras circunstancias sociales-económicas-políticas, cómo hemos permitido-consentido-tolerado que la usura de unos pocos se alce descarada sobre la debilidad y el conformismo de casi todos, por qué renqueamos inoperantes ante tanta injusticia social, dónde se encuentran los resortes adecuados para accionarlos colectivamente y cuándo hacerlo, porque no quiero embrutecerme.
miércoles, 5 de febrero de 2014
Porque no quiero embrutecerme, ahora quiero involucionar.
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